Archivos Mensuales: octubre 2014

La Historia a debate, con Rodrigo Muñoz y Andrea D’Odorico

¿Qué papel juega la Historia en nuestra sociedad? ¿Es importante? ¿Necesaria? Rodrigo Muñoz, músico en ‘Así es, si así fue…’ y Andrea D’Odorico, productor de la obra, nos dan su opinión.

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«No me gusta la Historia»

Por Rodrigo Muñoz 

Para ser honestos tengo que admitir que no me gusta la Historia. Y alguien me podría decir: ”… pero la Historia está ahí, da igual que te guste o no. Tienes que vivir con ella..”. Y ese alguien, aunque me pese, tiene razón. Vivimos con la Historia a cuestas. Pero no por eso me tiene que gustar.

Tengo en poca estima a la Historia y no encuentro ningún placer en su estudio ni en la recreación imaginaria de los acontecimientos que pasaron a formar parte de ella. En cierto modo porque creo firmemente que en esa criba que separa los hechos históricos de los que no lo son, se pierde lo que realmente me interesa: la naturaleza humana. Dicho de otra manera: la Historia arrebata gran parte de la humanidad que indefectiblemente impregna todo lo que hacen los seres humanos. De alguna manera me da la impresión de que la Historia se nos presenta como algo hecho por extraterrestres, por seres de plasma (digo esto sin segundas intenciones). En definitiva: parece que la Historia esta llevada adelante por agentes que poco o nada tienen en común con las personas que compartimos el mundo en el que vivimos los vivos.

Por estas y otras razones no me gusta la Historia. No me gusta la costumbre de remitirnos históricamente a un pasado glorioso cada vez que en una tertulia se habla de cualquier cosa. Y tampoco usar la Historia como arma de guerra a la menor disidencia o divergencia de opinión, sea cual sea su origen.

Sin embargo la naturaleza humana se abre camino, a pesar de la Historia, y es aquí donde yo encuentro mi sitio. En cierto modo creo que los que mejor esquivan las manazas de la Historia son los que materializaron su historia con sus propias manos, no dejando que nadie lo hiciera por ellos. Cada vez que uno se planta delante de un retablo, un cuadro o un teatro romano, o incluso objetos más cotidianos o domésticos de tiempos más o menos pasados, sus hacedores nos hablan de lo que ellos eran sin Historia que nos grite. Ellos no necesitan la Historia para hacerse entender.

El caso de la música es todavía más extremo. No creo que exista la música del pasado. La música para ser tiene que ser aquí y ahora. Igual que el teatro o la danza. Lo que perseguimos toda la vida los músicos, los actores o los bailarines son solo momentos, pompas de jabón. Eso es lo que nos separa de la historia. Es lo malo de estas disciplinas escénicas: es imprescindible estar vivo.


«¿Por qué La Historia?»

Por Andrea D’Odorico

Hace años Pablo Nogales, responsable del Festival “Clásicos en Alcalá” me pidió que le sugiriera un autor para un texto crítico sobre el romanticismo español. Analicé todo ese periodo y me dí cuenta de que se repetía una y otra vez la inexistencia de la política social, de las necesidades primarias del pueblo, de la terrible corrupción de la monarquía borbónica, de una inflexible e hipócrita fiebre religiosa: Isabel La Católica impuso La Inquisición e Isabel II la suspende, más de tres siglos después, cuando Voltaire, Rousseau y la revolución francesa ya habían hecho su labor.

Éste texto lo firmó Juan Carlos Plaza Asperilla, tuvo mucho éxito en distintos Festivales y diferentes espacios teatrales, hablo de “Paseo Romántico”.

Ahora se ha planteado el periodo que va desde la dinastía de Los Trastámara hasta la llegada al poder de Carlos V. Se analiza como la política dinástica de los Reyes Católicos se va desmoronando poco a poco a través de un elemento externo e inevitable: la muerte. El nieto de Maximiliano I de Austria, hijo de Juana La Loca y Felipe El Hermoso, criado en la corte borgoñona de su abuela, es emperador, y sus vasallos flamencos marcan el nuevo poder en la corte. En consecuencia, otra aristocracia y una obsesiva religiosidad del Emperador marcarán todo su reinado. Se levantan los comuneros y el pueblo ve, soporta, muere y La Historia sigue su curso. ¿Por qué queremos siempre ignorarlo todo y seguir adelante con una venda en los ojos para no ver, o para no pensar?

Vamos al Museo del Prado:

1º. “La Virgen de los Reyes Católicos”. La dinastía de los Trastámara se presenta rezando delante de la virgen y el niño.

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2º. “Las Meninas”. La dinastía de Los Austrias presenta a la infanta Margarita en una llegada con su séquito para que Velázquez los inmortalice.

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3º. “La familia de Felipe V”. El estreno de la dinastía borbónica, muy cercano al lujo Versallesco en el cuadro de Van Loo.

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4º. “La familia de Carlos IV”. Más tarde Goya retrata a la corte en plena crisis dinástica y social del país. Todos miran de frente y con tanta inseguridad…No se sabe exactamente si son seres vivos o a punto de desaparecer.

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5º. “La familia de Juan Carlos I”. Ahora tendremos otro, el de Antonio López con la familia del padre del actual rey. Retrato encargado hace más de treinta años por la Comunidad de Madrid al pintor. ¿La seguridad de un rey que retoma la dinastía borbónica tras cuarenta años de dictadura franquista? Seguramente será así. ¿Cómo miran?, ¿cómo visten?, ¿cómo les han retratado?, ¿cómo han gobernado?, ¿quién les ha exaltado?, ¿qué ministerios han tenido?, ¿quiénes han sido sus validos?…

Al fin, todo esto es Historia.

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‘ASÍ ES, SI ASÍ FUE…’ Y EL TEATRO CIVIL

UN GÉNERO TEATRAL EUROPEO EN ALZA

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Así es, si así fue (España: de los Trastámara a los Austrias) es una obra teatral cuyo género se prodiga en Francia, Italia y países centroeuropeos y que se denomina “teatro civil”, “teatro histórico” o “teatro social” y en el que se cuestionan hechos políticos, históricos, literarios y sociales.

Son la interpretación, la exposición emotiva, la interrelación entre los actores, el monólogo, el diálogo, la actuación de breves piezas teatrales, la música, e incluso la danza de pequeños pasajes, junto al recital, la lectura, o las proyecciones visuales, los formatos que de forma conjunta adopta este género dramático.

En el llamado “teatro civil” aparecen obras en las que se enfrentan puntos de vista diferentes, en el que tiene cabida tanto la prosa como el verso; lo popular y lo selecto. Son obras eclécticas, cuyo origen se remite al Renacimiento y cuyo género recibió el nombre de “Comedia humanística”, siendo “La Celestina” de Fernando de Rojas su más alto exponente. Y aún podríamos ir mucho más atrás y hallar sus orígenes en las obras escritas en la frontera de la Edad Media y el Renacimiento; e incluso antes, pues su germen se halla en la comedia humanística de los autores latinos.

Se trata de un género teatral de muy larga tradición histórica y que la situación social actual lo requiere, ya que en él se ofrecen revisiones necesarias que dejan abierta la puerta a la reflexión de un público que por su madurez ha de llegar tras la representación a sus propias conclusiones.

Hablar de la historia de España, cuestionarse las narraciones e informaciones oficiales, ver representados personajes de primer orden que nunca, por temor, vergüenza, hurto o ignorancia habían tenido voz en la escena española como “Juana la Beltraneja”, es un hecho revelador tanto en el ámbito teatral como en el entorno social y educativo.

Son muchas las voces que indican que ya va siendo hora de revisar los cimientos históricos y culturales de España. ¿Acaso no es necesario revisar el papel de los Reyes Católicos? ¿Acaso no es necesario cuestionar de nuevo la conquista de América? ¿Acaso no es importante saber lo que ocurrió en España con los judíos y moriscos y el papel de la Inquisición? ¿Acaso no es necesario saber cómo se puso fin a toda una dinastía, la de los Trastámara, y sobre qué intereses y ambiciones se construyó el Imperio? ¿No es nada de esto importante para la Cultura de España?

Todos cuantos participan en este proyecto, el público, las elogiosas críticas, historiadores y todos aquellos que, en líneas generales, apuestan por el Teatro y la Cultura opinan que la escena española está falta de este tipo de espectáculos de debate escénico.

Una vez más, Producciones Andrea D’Odorico recoge las grandes tendencias del teatro europeo y apuesta por una modélica estructura teatral. Con Así es, si así fue (España: de los Trastámara a los Austrias) se abre, al fin, una ventana a las corrientes teatrales más polémicas y vigentes de la dramaturgia de Europa.

LA PROVINCIA DE BURGOS EN ‘ASÍ ES, SI ASÍ FUE…’

La comedia humanística, “Así es, si así fue…”, gran fresco histórico del Renacimiento español, continúa su gira por todo el territorio nacional. El próximo viernes 17 de octubre, el Centro Cultural Casa de Burgos acoge esta nueva producción de Andrea D’Odorico.

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La historia de la provincia de Burgos se halla muy vinculada a la dinastía de los Trastámara. Nativo de Burgos fue Enrique III de Castilla, El Doliente (1379-1406), padre del rey Juan II de Castilla.

En el Palacio de los Condestables de Castilla, conocido popularmente como Casa del Cordón y que se alza en el casco histórico de Burgos, se produjeron hechos muy significativos para la historia de España: en 1497 los Reyes Católicos recibieron en él a Cristóbal Colón, a la vuelta de su segundo viaje de América. Ese mismo año, se casaron en este lugar el príncipe Don Juan, hijo de los Reyes Católicos, con la princesa Margarita de Austria. En 1506, Juana la Loca y Felipe el Hermoso llegaron a Burgos, siendo este palacio su residencia, donde murió el monarca de la Casa de Austria.

Fue aquí donde poco después un Consejo de Regencia nombró a Fernando II de Aragón, el rey Católico, regente hasta la mayoría de edad de Carlos, el futuro Emperador. La corte desde estonces se estableció en este palacio donde en el año 1515
se celebró la ceremonia de incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla. El Emperador Carlos V se alojó en la Casa del Cordón en numerosas ocasiones.

En la Cartuja de Miraflores reposan los restos mortales del rey Juan II de Castilla, los de su esposa la reina Isabel de Portugal y Alfonso de Castilla, hijo de ambos y hermano de Isabel la Católica.

Originarios de Burgos fueron el humanista Francisco de Vitoria (1483-1546), fraile dominico; y Fray Íñigo de Mendoza, escritor del prerrenacimiento (1425-1507) que fue uno de los poetas predilectos de la reina Isabel la Católica. Su privanza cortesana y su vena satírica, le causaron muchos enemigos. Su obra principal son las Coplas de la Vita Christi en las que hay digresiones sobre la injusticia social y el abuso de poder. Escribió obras políticas ensalzando a los Reyes Católicos y a él se le atribuyen las Coplas de Mingo Revulgo en las que se satiriza la figura de Enrique IV, “El Impotente”.

Los judíos tuvieron una fuerte presencia en la provincia de Burgos. En la segunda mitad del siglo XV, había una cincuentena de juderías. La aljama de la ciudad de Burgos fue durante mucho tiempo la más importante y la más poblada de todo el norte
de España. Se encontraba ubicada cerca del castillo. Se trataba de una comunidad muy activa. No sólo había banqueros o terratenientes, pertenecientes a la más alta esfera económica, sino también artesanos de todos los oficios, y su aportación social y cultural a la ciudad tuvo mucha importancia. El decreto de expulsión de los judíos, firmado por los Reyes Católicos en 1492, puso fin a siglos de convivencia.

Estos y muchos otros personajes, son las voces de esta “comedia humanística” de Juan Asperilla, un montaje de Producciones Andrea D’Odorico, dirigido por Laila Ripoll, que recrea la convulsa formación del Imperio español. En él asistimos al final de la dinastía de los Trastámara, la llegada de los Austrias y la coronación en Bolonia del
emperador Carlos V. Una obra controvertida y polémica que muestra la otra cara de algunos de los episodios más conocidos de la llamada “historia oficial” y que ha recibido excelentes críticas en su gira por diversos Festivales de Teatro Clásico del territorio español.

Juan Fernández: «Esta función es necesaria»

Foto: Luis Malibran

Foto: Luis Malibran

Jorge Manrique, Bartolomé de las Casas, Tomás de Torquemada o Don Álvaro de Luna son algunos de los personajes que protagonizan nuestra obra y todos tienen algo en común: les da vida Juan Fernández. Solo él podía destacar todos y cada uno de los matices de estos hombres que formaron (y formarán) parte de nuestra historia. Solo Juan podía traerlos a nuestra época, en pleno 2014, sin que nada fallase.
 
El actor sevillano, uno de los pesos pesados de las tablas de nuestro país (aunque el cine y la televisión también le han acogido con cariño) nos hace un hueco entre función y función para contarnos que le hizo decir sí a esta producción.
 
“¿Por qué hacer esta función? Está claro. Porque, como bien dice el autor, es un acto de justicia. Es importante poder enseñar al público esa otra cara de la historia que nunca nos han contado. 
 
En mi caso, y a través de las palabras de Fray Bartolomé de las Casas, puedo sacar a la luz toda la verdad sobre el descubrimiento de América, el genocidio que se cometió con los pueblos indígenas. Desempolvar las mil y una intrigas y corruptelas de nuestros ancestros. 
 
Muchas veces nos preguntamos cómo en algunos sectores de la clase política española puede haber tanta corrupción: Gürtel, Bárcenas, ahora los Pujol; ya hace unos cuantos siglos, D. Alvaro de Luna sentaba las bases de la corrupción en este país. Y esto me hace pensar que tal vez la corrupción en la política sea algo genético. 
 
En definitiva: hago esta función porque creo que es necesaria, porque pone a cada uno de los personajes en su sitio, y sobre todo, porque después de cada representación me queda la satisfacción del trabajo bien hecho».